Las personas responden mejor cuando los mensajes se conectan con las partes de su cerebro, que controlan las emociones.
– Hoy, en este mundo de cambios y oportunidades, la pregunta clave que deben hacerse las empresas es: ¿Por qué deben comprarme a mí, y no a la competencia?
– El secreto de una empresa es crear, entregar y capturar valor, y para aportar valor tenemos que entender perfectamente a nuestro cliente, cómo se comporta, cuáles son sus deseos y a partir de ahí analizar cómo podemos facilitarle la vida.
– En el entorno competitivo actual, la propuesta de valor no debería ser lo que ofreces, sino lo que resuelves.
– Para responder a la pregunta inicial, bajo las mismas condiciones, la marca que gana es la que más inspira. Uno de los factores de éxito de las grandes marcas – y de las pequeñas que arrollan- es que logran comunicarnos el para qué existen sus marcas.
– Estas marcas nos transmiten su propósito, sus sueños y sus objetivos a través de una comunicación que se conecta con nuestro cerebro límbico, despiertan nuestras emociones y nos sensibilizan con su publicidad.
– Actualmente, las empresas viven enfocadas en los resultados, por lo tanto comunican qué hacen, a qué se dedican y qué productos venden para lograr que les compremos, cuando en realidad lo importante es que nos cuenten: ¿Por qué hacen lo que hacen, por qué se dedican a lo que se dedican y por qué venden los productos que venden?
– Cada decisión que tomamos está influida por lo que percibimos y sentimos; por lo tanto, la preferencia por una marca se sustenta en entender los deseos de los consumidores y hacer que sus marcas pasen primero por el corazón y luego por la razón.
Liliana Alvarado – Doctora en Marketing
Artículo de Día 1, suplemento del diario El Comercio
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